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Los Monumentos Patrimonio de la Humanidad de Teruel

Cuando paseas por el casco histórico de Teruel, hay algo que atrapa sin necesidad de entender de arte: sus torres, techumbres y colores hablan un lenguaje único. Ese lenguaje es el del arte mudéjar, una fusión singular de tradición islámica y arquitectura cristiana que ha dejado huella en la ciudad desde el siglo XIII. Tanto es así, que en 1986, varios de estos monumentos fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ampliándose la distinción en 2001.


¿Qué es el arte mudéjar?
El arte mudéjar es un estilo arquitectónico que surge en la Península Ibérica durante la Edad Media, cuando, tras la reconquista cristiana, muchos artesanos musulmanes continuaron trabajando en los nuevos territorios. El resultado es una arquitectura que mezcla técnicas islámicas con formas cristianas, usando principalmente ladrillo, cerámica vidriada, yeserías y madera tallada.

Teruel se ha convertido en uno de los mayores referentes del mudéjar aragonés, con ejemplos únicos en toda Europa por su riqueza decorativa y su excelente conservación.


Los 4 grandes monumentos mudéjares de Teruel
1. La Torre de El Salvador
Una de las imágenes más icónicas de la ciudad. Fue construida en el siglo XIV y destaca por su rica ornamentación de ladrillo y cerámica verde y blanca. Se puede visitar por dentro y ofrece vistas panorámicas.

2. La Torre y techumbre de la Catedral de Santa María
La catedral de Teruel es una joya única. Su torre, construida en el siglo XIII, es de las más antiguas, y su techumbre mudéjar de madera policromada es sencillamente espectacular: un “cielo de madera” pintado que representa escenas de la vida cotidiana medieval, animales, personajes y motivos religiosos.

3. La Torre de San Martín
Similar en estructura y estilo a la del Salvador, pero algo anterior (siglo XIII). Su decoración geométrica de ladrillo y cerámica vidriada es un ejemplo perfecto del mudéjar turolense.

4. La Torre de San Pedro y su iglesia
Esta torre forma parte del conjunto del Mausoleo de los Amantes de Teruel. En su interior encontramos una iglesia con un ábside ricamente decorado y un claustro lleno de encanto. Su restauración ha puesto en valor un templo bellísimo y menos conocido que la catedral.


Un patrimonio vivo
Estos monumentos no son solo piedras del pasado. Siguen formando parte de la vida de los turolenses, marcando el perfil de la ciudad y acogiendo eventos, visitas y celebraciones. Caminar por Teruel es recorrer siglos de historia que han quedado escritos en ladrillo vidriado, arcos entrecruzados y maderas pintadas.

Además, su declaración como Patrimonio de la Humanidad no solo reconoce su valor artístico, sino también el carácter único del mudéjar como expresión cultural exclusivamente hispánica.